Los
cupuleros
Nicmer N. Evans
@NicmerEvans
evansnicmer.blogspot.com
Si existe algo peor que la
errática dirección que toma la cúpula del proceso revolucionario es la torpe,
fofa y desarticulada dirección de la cúpula de la oposición venezolana. Si
alguien pensaba ingenuamente que la designación de Chuo Torrealba ayudaría a
recolocar a la MUD en lo popular, y permitiría una agitación de masas que
catapultara a la oposición como una alternativa ante el gobierno del presidente
Maduro, creo que hoy el tiempo ha permitido que el desencanto sea mucho más
rápido de lo que algunos calculamos.
Ingenuo el cupulero opositor
que piense que el desencanto con el gobierno de Maduro expresado en las
encuestas, automáticamente se convierte en votos opositores. Hoy, con una
oposición divida por el propio gobierno producto de la mesa de diálogo por la
paz, y que contiene en su seno al pacto del “huevo frito” (AD y PJ), los ahora
más progresistas que Capriles (Henri Falcón y su combo), “La Salida” que anda
recogiendo firmas para la convocatoria a una constituyente en un show que ni
ellos mismos se creen, y la gran mayoría de la oposición de base, descontenta
con la conducción opositora, la única manera que pueda ganar unas elecciones es que dentro del chavismo no emerja una
opción que logre capitalizar el descontento en su seno, lo que conduciría a una
grave abstención en el seno del proceso revolucionario.
Hoy la cúpula de la oposición
se une al gobierno en el interés de la polarización, y en el control del método
electoral que favorece a las mayorías y anula cualquier representación
proporcional de los diversos factores que nacen del rechazo ante el sectarismo
de las cúpulas del poder de los dos polos, en un importante porcentaje,
viciadas de corruptela e interés económicos que sobrepasan cualquier interés político
de las mayorías.
El riesgo de un voto castigo
favorable a la oposición se desvanece cada vez que un cupulero de la oposición
habla, y la abstención se incrementa en el momento que un cupulero del gobierno
pretende engañar al pueblo traicionando el legado del presidente Chávez.
Si algo tenía claro Chávez
era la capacidad de tomar la fotografía adecuada del momento histórico, y tomar
las decisiones más pertinentes en pro del pueblo y del proceso revolucionario,
hoy en ausencia de ese olfato político, es difícil hacer caso al olfato de un
perro viejo que además nunca ha cazado en su vida.
Los nuevos brios que emergen
de un sector del chavismo crítico, reclamando rectificación, asumiendo no
retroceder ni siquiera para agarrar impulso, conquistando más democracia y
participación, transparencia y eficiencia, y que confronta a los cupuleros del
gobierno y la oposición, pareciera empezar a articular fuerzas para la
concreción de un saldo organizativo rebelde e insurgente. El tiempo permitirá
ver si esto cuaja, pero la verdad es que hoy los cupulero están preocupados,
desesperados y lanzando zarpazos de pirata ciego, que alarman aún más a una
militancia que busca nuevas y mejores opción.
En 1989, la elección del opaco Luisinchi, seguido de la repetición del gran corrupto, eran síntomas del agotamiento de los partidos que hasta entonces habían dominado la política venezolana.
ResponderEliminarSíntomas objetivos pero no claros, no evidentes, salvo para aquellos que hacían todo lo posible por ocultar el desgaste. Fue necesaria una crisis económica generada en exterior, torpemente manejada por el gobierno, una ciega rebelión popular, torpemente manejada por el gobierno, y rebeliones militares para que los partidos que gobernaban perdieran toda oportunidad de continuar en el poder central. Así, la torpeza frente a situaciones "sobrevenidas" parece ser un indicador seguro del agotamiento político.
En la década 1989-1999, la torpeza y el vacío político de quienes gobernaban, hizo germinar vigorosamente una alternativa política. Ahora la torpeza y el vacío son compartidos por los que gobiernan y los que se ofrecen como alternativas.