Cuentas Suizas o Auditoría Pública
Ciudadana
Nicmer N.
Evans
@NicmerEvans
evansnicmer.blogspot.com
Somos unos necios por
insistir en una Auditoría Pública Ciudadana, así como el pueblo lo es por reclamar
permanentemente justicia y cero
impunidad. Hoy un pretendido escándalo mediático sacude a la opinión pública
con unas cuentas en Suiza del Estado y otros mil y algo de nombres de
poseedores de cuentas en el mismo banco que aún no son publicadas. Entonces se
empieza a señalarse un nombre u otro y pare usted de contar, que terminan
siendo la comidilla del morbo de quienes no quieren responsables sino materia
prima para satisfacer su sadismo político, o para nutrir su guerra política en
contra del proceso.
Yo no saldré a la defensa de
ninguno de ellos, pero tampoco los señalaré sin pruebas. Alguien que quiera
responsablemente hacer una política que beneficie al país luchando contra la corrupción
debe aceptar de principio no sólo que existe un grave problema, tal como lo
evidencia el estudio hecho por la Unidad de Investigación de Marea Sociales que
asume con cifras diagnosticar una fuga de capitales por el orden de 205 mil millones de dólares en el período de control de cambio de 12 años, sino también,
debe demandar una investigación con carácter de urgencia a toda la asignación
de divisas efectuadas en ese período, realizada por gente de intachable
honorabilidad y trayectoria pública, que junto a técnicos y especialistas con
el mismo perfil permitan determinar dónde están o fueron a parar las divisas
asignadas, para qué fueron usados y cuales pueden ser repatriados, junto a
decisiones en el marco del Estado de Derecho que indique responsabilidades y sancione, caiga quien caiga.
El país está casando de
acusaciones ligeras, de declaraciones políticas irresponsables, también está
cansado de la impunidad, de los privilegios, de planteamientos de problemas sin
propuestas para la resolución de la crisis.
Parte de la burocracia
gubernamental, parte de la banca pública y privada y parte del sector privado
son corresponsables de la estafa a la nación, y el pueblo quiere responsables,
sanciones y que se recupere lo que pueda ser recuperable, al mismo tiempo que
desea políticas eficientes y eficaces para salir de la crisis, que sean
legitimadas por el pueblo.
Si el gobierno no asume su
cuota de responsabilidad, el descrédito y la impopularidad le dará espacio al
rumor, la especulación, y finalmente el desprecio a la cúpula de dirigentes del gobierno que junto a la de la oposición,
son cómplices del deterioro ético de la política venezolana.
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