Bergoglio
ante la corrupción en “el patio trasero”
Nicmer
N. Evans
evansnicmer.blogspot.com
@NicmerEvans
El
Papa Francisco se ha convertido en un personaje referenciable por su
carisma y aparente humildad, por ello no podemos perder de vista de
dónde viene, para saber a donde va o a donde lo han enviado.
Francisco es el primer Papa que no sucede a uno muerto en 598 años y
además es latinoamericano, y esto definitivamente no es gratuito.
Argentino,
Francisco es Papa en una época donde América Latina vive un revuelo
progresista de los más determinantes después de la guerra fría,
que hoy trae secuelas importantes en Europa y no al contrario, tal
como estábamos acostumbrados. Todo esto ha sucedido en el marco de
una reactivación de la política de reconquista de su “patio
trasero”, tal como siempre ha denominado el poder estadounidense a
América Latina, lo que hace aún más relevante la designación de
Bergoglio para entender el juego geopolítico y geoestratégico que
ha cumplido siempre la iglesia católica en el mundo.
La
política exterior de los Estado Unidos en relación con América
Latina podemos sintetizarla en las palabras del presidente William
Howard Taft, en momentos que los marines invadieron a Nicaragua
(1912) y dieron inicio a la ocupación que se mantendría hasta 1933:
"No
está distante el día en que tres estrellas y tres franjas en tres
puntos equidistantes delimiten nuestro territorio: una en el Polo
Norte, otra en el Canal de Panamá y la tercera en el Polo Sur. El
hemisferio completo de hecho será nuestro en virtud de nuestra
superioridad racial, como es ya nuestro moralmente."
Nada
más
despreciable que el injerencismo y el fascismo estadounidense contra
América Latina, pero aún peor son aquellos que siendo
latinoamericanos,
sirven
de alfombra para lograr los claros fines de la política exterior
estadounidense, en nombre de la libertad.
Hoy
Francisco, el Papa, tiene un rol histórico, y es el de superar al
Papa Juan Pablo Segundo, pero cuando digo superarlo no es en carisma
o popularidad. Para el poder mundial, el Papa Francisco debe ser tan
útil como lo fue el polaco Karol Jósef Wojtyla, para la caída del
muro de Berlin, y para los pueblos del mundo, Jorge Mario Bergoglio,
debería ser tan útil como para que “no se dejen robar la
esperanza”, tal como ha dicho en su visita a Campania en Italia
recientemente.
El
tema de la corrupción siempre será recurrente en el discurso de los
políticos, pero el giro internacional que está tomando el debate de
la corrupción desde el gobierno estadounidense, y la constante
alusión del Papa Francisco al tema, que ha llegado a un importante
culmen cuando
ha advertido que “la corrupción apesta”, pareciera no ser una
mera coincidencia.
América
Latina ha logrado avanzar en estos últimos 15 años por el sendero
de la autodeterminación con gobiernos progresistas algunos, de
izquierda otros, pero siempre bajo el amparo de la legitimidad
popular, la práctica democrática y el bolivarianismo como
estrategia, en pocas palabras, antiimperialista. Sin embargo también
se ha dejado acompañar de la voracidad de la corrupción como
parasistema que se alimenta de las ligerezas del modelo y ha
permitido filtrar los avances políticos y sociales con
acciones
económicas
y
financieras
de un nivel de especulación tal, que se
ha convertido en el gran flanco
débil de todos aquellos gobiernos que no apoyaron el ALCA, y han
convocado a modelos alternativos de integración latinoamericana y
caribeña.
Si
el mensaje del Papa, es a favor de los pueblos, la lucha contra la
corrupción a la que el convoca, no debería atentar contra el avance
de aquellos que han decidido ser libres, sino
debería convocar a la rectificación de los gobiernos que habiendo
hecho la lectura correcta de lo que demandan los pueblos, han
sucumbido a las debilidades del capitalismo,
pero Bergoglio difícilmente es ajeno a los influjos de los poderes
imperiales, por eso es importante festejar su prosa contra la
corrupción, siempre que no sea una excusa para la injerencia de unos
gobiernos sobre otros, y menos sobre su propio pueblo
latinoamericano.
Publicado originalmente para www.theobjective.com
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