¿Está
vigente la polarización?
Nicmer N. Evans
evansnicmer.blogspot.com
@NicmerEvans
La polarización como estrategia
política y discursiva así como el bipartidismo, tuvo su momento y su sentido,
pero hoy difícilmente es sostenible en el tiempo. En el período de gobierno del
Presidente Chávez, la confrontación de dos tesis políticas de como conducir el
gobierno y el destino de la nación tuvo referencias reales y concretas, que permitían
diferenciar claramente dos visiones de mundo que generaban una fuerte tensión
que se traducía electoralmente.
Durante todo este período,
el planteamiento del socialismo encabezado por el Presidente Chávez dominó la
escena, logrando persuadir a las mayorías sobre un destino distinto, con una
visión colectiva y humanista, versus aquella visión individualista, de corte
neoliberal que representaba la vuelta a un pasado muy tortuoso.
Incluso, en algún momento el
Presidente Chávez, cuando sintió que esta tensión decaía, cuando se confundía
la acción del gobierno con las propuestas de una oposición débil en sus
planteamientos, el Presidente Chávez convocó a la repolarización.
Este método de exacerbación
política denominada “polarización”, que antes de Chávez se denominó “bipartidismo”,
a diferencia de aquella época donde la confrontación giraba más en torno a
preferencias de imagen, de estética, de discurso o de mero clientelismo
político, radicó su esfuerzo en un claro conflicto de clases y debate
ideológico, junto a un liderazgo muy poderoso y persuasivo versus una oposición
incapaz de formular una propuesta coherente, vinculada con las necesidades del
pueblo, y ampliamente frustrada por la pérdida del poder político e incapaz de
superarlo, anclado en un pasado rechazado por la memoria histórica colectiva de
un país cada día más empoderado.
Sin embargo, hoy ha cambiado
la escena. No sólo es el gobierno al que le conviene la polarización, sino que
la oposición ha terminado jugando el mismo juego. Conformista la oposición, y
entrelazada socialmente con la nueva burguesía naciente de las deformaciones
del proceso revolucionario, la polarización se convierte en un negocio perfecto
para la distribución de la renta petrolera entre los sectores más conservadores
y retrógradas de lo que en algún momento fue un gobierno revolucionario, pero
que hoy incluso es homófobo y algo retrógrada en cuanto a los cambios que se
han dado en el mundo producto de las luchas de los sectores de izquierda
contemporánea.
Esta polarización pactada,
se evidencia cuando vemos la lista de no menos de 200 organizaciones y partidos
políticos que desde hace no menos de 2 años esperan si quiera, la aprobación del
nombre y siglas para proceder a la recolección de firmas con el fin de constituirse
en partidos políticos tanto locales como nacionales. Evitar que nuevas
organizaciones se legalicen, implica frenar, impedir, interrumpir procesos
sociológicos y políticos naturales cuando ya el modelo político de coexistencia
de las fuerzas pierde vigencia.
Hoy el país no se divide en
dos polos, y así como cuando se rompió el bipartidismo que trajo la posibilidad
de que Chávez emergiera en la escena político, hoy: 1. Con un gobierno cuyas
acciones hacen dudar de su postura comprometida con el pensamiento de izquierda
y chavista, que sale sonriente ante una reunión con el Bank of América y en su
seno cada vez se impone más la tesis de asistir al FMI para cubrir el déficit
presupuestario, y 2. Con una oposición
que no se opone y que termina siendo complaciente y sin argumentos para plantear
ante el gobierno propuestas que permitan un debate sano en el país, y que
piensa que el problema del país se resuelve en las calles incitando a la
violencia; se distancian sectores decepcionados del gobierno del presidente
Maduro que aún siguen siendo y serán chavistas, y un sector opositor que no es “antichavista”
y que reniega de la dirección de la MUD. El primero, según Venebarómetro
equivale al 40 % y el segundo a un 25 % de los que se definen en la polarización,
esto sin contar un 50% de la población que ya rechaza definirse en alguno de
los polos.
Una cosa es lo que se desea
y discursea, y otra muy distinta puede ser la realidad que domina la escena
política hoy. No comprender esto, para los sectores polarizados puede implicar
su desaparición política a muy corto plazo, y la incomprensión de esto por
sectores alternativos termina por hacerle el juego a los que de un lado y el
otro ostentan el poder, contra una mayoría que vuelve a pedir un cambio
político, desde y con el chavismo como centro fundamental de conducción del
proceso de avance político y que sólo podrá darse a través de un fenómeno
emergente, que sí tendrá la capacidad
de polarizar con el conservadurismo de derecha ideológica y actitudinal que hoy existe en los dos polos.
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