Giniveth Soto y el
socialismo que queremos.
Nicmer N. Evans
@NicmerEvans
evansnicmer.blogspot.com
Un mensaje directo por twitter el domingo a las 10 a.m. me
sorprende y conmociona: fue asesinada Giniveth Soto, psicóloga y activista
venezolana por los derechos humanos de la población sexodiversa y heroína de la
lucha por la igualdad de derechos, causa que aún hoy, en un país que levanta
las banderas del socialismo, se ve y habla con tabú desde el mismo gobierno
bolivariano.
Si algo es profundamente contradictorio es hablar de un
socialismo conservador, pero hoy vemos como el dominio de una tendencia
socialcristiana sobre la conducción de determinados temas en nuestra
revolución, nos hace ser retrogrados y profundamente conservadores cuando en el
mismo gobierno existen funcionarios que les da vergüenza reconocer sus preferencias
sexuales y terminan siendo endohomofóbicos.
Luchar y defender la igualdad de derechos de compatriotas que
por determinadas razones tienen una preferencia sexual distinta a la que los
heterosexuales hemos elegido, es por razón primigenia una causa revolucionaria,
igual que la lucha contra la discriminación racial o el reconocimiento de los
derechos de aquellos ciudadanos con diversidad funcional, anteriormente
calificados como discapacitados.
Hoy el socialismo, ya no sólo es una lucha exclusiva de la
clase trabajadora luchando por el reconocimiento justo del valor de su trabajo
y la búsqueda de la socialización de los medios de producción para la apropiación
productiva de ese justo valor, hoy el socialismo se ha convertido en la bandera
de todo aquel que lucha por su igualdad de derechos, ante la imposición
hegemónica del poder de castas y cúpulas que pretender determinar los valores
sobre los cuales se erige la sociedad. Es por ello que incluso el internacionalismo
que debe ser esencia de cualquier lucha
desde la izquierda asume que esta causa por la igualdad de derechos también parte
del respeto a los pueblos, tales como el pueblo palestino, así como es su
momento también el pueblo judío fue víctima de la violación de su derecho a ser
Estado.
El socialismo de hoy es un manto que cubre y acompaña
cualquier lucha de las minorías o los más débiles cuando ésta lucha es un
legítimo derecho ¿Cómo, siendo de izquierda no se puede estar de acuerdo con el
derecho de Giniveth y su esposa de decidir unir legalmente su relación?, ¿Cómo
puede negarse el reconocimiento de los derechos de una pareja que incluso es legalmente
reconocida en otro país hermano como Argentina?, pero peor aún, ¿Cómo hoy, aún
no se reconoce la ciudadanía de un hijo de dos venezolanas, una que aportó sus
óvulos y otra que aportó su vientre para ser madres de un ser humano que hoy
existe y que por derecho es venezolano?
Sí, sé que este debate remueve la fibra más conservadoramente
católica colonialista que aún tenemos inoculado en el tuétano de nuestra
cultura, y peor aún, sé que muchos que se dicen socialistas y revolucionarios ven
con estupor esta lucha, y aún más grave, sé que al tomar postura pública ante
este tema se generará algún comentarios de los idiotas más básicos que dirán “Nicmer
salió del closet”, porque es difícil comprender que alguien luche por los derechos
de otros sin ser objeto de beneficio de esa lucha, pero eso es lo de menos.
La verdad es que Giniveth murió “taxiando” porque tenía que
salir a la calle a resolver el sustento de su familia, y ante la grave
situación de inseguridad, en esa lotería perversa cual ruleta rusa, le toco a
ella.
Tuve la oportunidad de conocerla hace poco, estableció puente
para conversar con Marea Socialista interesada en saber qué éramos, qué
queríamos expresar, y sus últimas palabras el primer y único día que pude verla
en persona fueron: “Me convencieron, vamos a trabajar juntos”. Es por ello que
honrando ese compromiso, en lo personal y en nombre de Marea Socialista
ratificamos nuestro compromiso asumido en vida con Giniveth, su lucha es
nuestra lucha, porque es una lucha fundamentalmente socialista.
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