sábado, 27 de septiembre de 2014

¿Asamblea Nacional Constituyente o profundización del Proceso Constituyente Revolucionario?

¿Asamblea Nacional Constituyente o profundización del Proceso Constituyente Revolucionario?
Nicmer N. Evans
@NicmerEvans
@EvansNicmer
evansnicmer.blogspot.com

Un sector de la oposición fuera de la postura oficial de la MUD, y dirigido por Voluntad Popular, posterior al intento de salir del gobierno a través de acciones de calle a principios de año, en su mayoría violentas, hoy enarbolan la bandera de la convocatoria a una Asamblea Nacional Constituyente.
Examinando los últimos estudios de opinión pública, entre ellos uno desarrollado por IVAD y que finalizó campo el 16 de septiembre, observo con sorpresa que ante el planteamiento de una convocatoria de este tipo, la población encuestada tiende a ser mayoritariamente favorable a la posibilidad de una nueva Asamblea Nacional Constituyente, lo que no responde el estudio es por qué, ya que irónicamente quienes hoy pretenden convocar, en su mayoría fueron adversarios de convocar la Asamblea Nacional Constituyente que derivó en la creación popular y soberana de la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela en 1999.
Una cosa de la que estoy seguro es que la categoría “Asamblea Nacional Constituyente” goza de buen prestigio porque el Presidente Chávez en su momento, y la decisión soberana del pueblo, le dieron la importancia necesaria al uso de un instrumento clave para desarrollar cambios de orientación en el plan de navegación del país, por lo tanto alguien que hable de Asamblea Nacional Constituyente hoy, sin duda disfrutará de las mieles de quien habla de la máxima expresión de democracia.
Sin embargo, la convocatoria a una Asamblea Nacional Constituyente, desconociendo que nuestra actual Constitución apenas tiene 15 años, y que además la convocatoria a un proceso constituyente encabezado por el Presidente Hugo Chávez Frías, aún no se ha cerrado, y que de hecho existe una importante deuda en cuanto al desarrollo de procesos constituyentes en el sector de los trabajadores, o el desarrollo de una constituyente municipal tal como lo ha señalado permanentemente el PPT, por citar sólo dos ejemplos, es sin duda tratar de manipular una realidad que sólo se conoce con memoria histórica, y no por conveniencia política.
Pero más perverso aún es, pretender convocar a una Asamblea Nacional Constituyente sin por lo menos plantear algunas ideas fuerzas desde el plano constitucional que ponga a la opinión pública a discutir sobre el tema, por no decir que es absolutamente miserable afirmar que la convocatoria a una Asamblea Nacional Constituyente resolverá de inmediato, o será la solución definitiva para el problema de la escasez, la devaluación, la inflación o el problema de inseguridad y violencia que existe en nuestro país, quien lo haga no sólo nos engaña, sino que nos ve cara de pendejos.
Desde Marea Socialista, hemos discutido la necesidad de que convoquemos a la profundización del Proceso Constituyente iniciado en 1999, no estamos de acuerdo con una nueva Asamblea Nacional Constituyente en este momento. Una de las causas de la crisis múltiple que vivimos hoy es de no haber profundizado los procesos constituyentes en cada sector social y económico, es por ello que hoy, ante una convocatoria engañosa, vacía, y que tiene como único objetivo salir del Presidente Maduro, nosotros le hablamos al país, no a los actores políticos del gobierno y la oposición, para abrir el debate sobre la necesidad de profundizar un proceso constituyente claramente delimitado en la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela, en el marco del empoderamiento constituyente, legítimo y constitucional que confronte una convocatoria a una Asamblea Nacional Constituyente manipulada por intereses trasnacionales, además de reclamar la inacción de nuestro gobierno ante la necesidad de garantizar las condiciones y formular los procesos más pulcros para que los procesos constituyentes pendientes se desarrollen sin exclusión, para todos los sectores la vida nacional, bajo el manto de la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela de 1999.
El pueblo al final será el que tenga la última palabra. 

sábado, 20 de septiembre de 2014

La otra izquierda.

La otra izquierda.

Nicmer N. Evans
@NicmerEvans
@EvansNicmer
evansnicmer.blogspot.com

Pensar que los Borgia son la referencia de cómo hacer política aún hoy, es darle un mérito insostenible a mi muy respetado Nicolás Maquiavelo, pero peor aún es pensarlo y ponerlo en práctica desde la izquierda latinoamericana.

El actual pensamiento occidental de la derecha y la izquierda, no ayuda a explicar la lucha que vive el pueblo aún oprimido por castas, oligarquías, neocastas y neoligarquías, que al final oprimen al honesto, aquel que vive de su trabajo. Hoy decir “corrupto” lamentablemente no diferencia entre izquierda y derecha, y ser honesto tampoco hace diferencia en la práctica concreta. Eso podemos palparlo crudamente hoy en Venezuela cuando es imposible tapar, como en la IV, los corruptos que pintados de rojos y chavistas, se daban y aún se dan golpes de pecho en nombre de la revolución, aquellos que señalaron y señalan a gente honesta como V columnas, y al poco tiempo no pueden ocultar el dinero y los bienes obtenidos fraudulentamente.

Esa situación antes descrita no niega a la izquierda y la derecha con sus matices, lo único que pretendo ante tal fotografía es preguntarme ¿Es entonces lógico hoy seguir reivindicando un proyecto político de izquierda? Para de inmediato responder: Si. La diferencia fundamental entre la izquierda y la derecha, es que el pensamiento de derecha se basa en la acumulación de capital, con base en el individualismo como base de las relaciones sociales mientras que la izquierda se basa en la justa valoración del trabajo y privilegia lo colectivo respetando la individualidad y el sujeto como base de las relaciones sociales.

En este sentido, todo esfuerzo que se haga por la honestidad del trabajo, su justa valoración y estímulo siempre contará con el apoyo de quien produce, de quien trabaja, y de quien ha aprendido a vivir honestamente de su trabajo. Es por lo anterior que hoy más que nunca, en nuestro país necesitamos reivindicar lo honesto, y la política ética, además de la ética política. Debemos desmitificar que lo correcto en política es mentir y robar en nombre del pueblo o de un proyecto político. En lo personal necesito desmarcarme de esto, y por el contrario reivindicar que estamos viviendo una nueva época, donde la política cada vez se hace menos a la fuerza, y no es tampoco la vieja persuasión y la seducción moderna, sino la racionalidad y capacidad de movilización de las voluntades en torno a valores lo que empieza a predominar en la nueva palestra política en la era de las redes sociales y de la democratización de la información y el conocimiento, sin límite más allá de lo esencialmente humano.

De la vieja izquierda venezolana, una parte se quedó viviendo bajo el efecto del síndrome de Estocolmo con sus cancerberos de la IV, otra parte decidió avanzar junto a Chávez en la esperanza de algo nuevo: algunos erraron el camino, otros se retiraron impotentes, otros pocos siguen luchando, pero también hay otra izquierda, la indignada pero no paralizada, la que tiene propuestas pero no quiere imponerlas, quiere democratizarlas, una izquierda que asume que todos los honestos pueden trabajar juntos por el país más allá de las sanas y necesarias diferencias ideológicas que alimentan la democracia participativa y protagónica, desde una perspectiva socioconstruccionista.

La otra izquierda existe, en los movimientos de mujeres, en los grupos y colectivos sexodiversos, entre los trabajadores, los jóvenes, nuestros indígenas, entre nuestros afrodescendientes y eurodescendientes, entre nuestros productores, campesinos, los honestos, los emprendedores, la clase media, los más pobres y en cada espacio donde hay ganas de hacer cosas con honestidad. Dónde no está la otra izquierda es: entre los corruptos, los banqueros, los especuladores, los políticos stalinistas o fascistas, los explotadores, los individualistas.

Es hora de que la otra izquierda, los de abajo, se pongan de pie ante las oligarquías y neoligarquías, porque a la derecha ni para agarrar impulso.  


viernes, 12 de septiembre de 2014

Desde la izquierda… Rectifique Presidente Maduro.

Desde la izquierda… Rectifique Presidente Maduro.
Nicmer N. Evans
evansnicmer.blogspot.com
@NicmerEvans
@EvansNicmer
nicmerevans@gmail.com

Cuando Chávez hablaba de la izquierda, lo hacia de manera comprometida y crítica. Sabía Chávez que cuando asumió en el 2005 que el rumbo de la revolución bolivariana era el socialismo, lo que hacía era darle sentido a un proyecto que claramente se enrumbaba hacia el humanismo, hacia el privilegio de lo colectivo, al respecto y estímulo del sujeto en función del bienestar social, en el reconocimiento justo del valor del trabajo, antimperialista, que fuese una alternativa al modelo neoliberal empobrecedor, explotador y miserable.
Cuando Chávez decidió construir un socialismo bolivariano, a la venezolana, lo que estaba interpretando era la sentida necesidad del pueblo de no volver al pasado,  aquel que hizo que el pueblo se lanzara a la calle y más nunca regresara, aquel  que pario dos alzamientos militares, que sacó constitucionalmente a un presidente y puso a Chávez en el poder para luchar contra la corrupción.
Hoy no está Chávez, pero está el pueblo convertido en millones de Chávez, sumando a aquellos que sin ser chavistas pero que tienen conciencia reclaman su derecho a ser incluidos, conciencia política adquirida en los tiempos revolucionarios.
Es por eso que hoy, desde la izquierda, aquella que algunos califican de “trasnochada”, por cierto, exactamente la misma descalificación que los opositores utilizaban contra Chávez cuando era candidato, reclamamos un gobierno de izquierda, ya que el pueblo lo decidió , tanto cuando volvió a elegir  a Chávez, como cuando escogió a Nicolás Maduro porque Chávez lo pidió antes de morir.
Un gobierno que declara una “guerra económica” dirigida por la burguesía de este país, y al día siguiente se sienta a escuchar las exigencias de los empresarios y aumentan el precio de 15 productos en 11 días; un gobierno que después de más de un año de “guerra económica” que sabemos se orienta a generar escasez de productos de sensible consumo, no sólo no ha podido derrotar la escasez sino, sigue entregándole dólares a los mismos que generan la escasez, y son incapaces de centralizar y nacionalizar la importación de los productos que no se consiguen para salir de la manipulación de los importadores; un gobierno que no le explica al país que pasa con el exgobernador Isea y su orden de detención, ni habla de los casos de corrupción en los altos niveles de gobierno y que además coloca a la Guardia Nacional a proteger la frontera cuando es vox populi que esta institución esta permeada por las mafias que durante años han permitido el contrabando y son artífice del mismo; un gobierno que persigue la crítica de los propios chavistas, pero no persigue a quienes destruyen el proceso desde adentro, rojos rojitos por fuera y corruptos y miserables por dentro; un gobierno que dice que va a hacer un sacudón, y no llega ni a mover la mata, reacomodando las cuotas de poder de los mal llamados “herederos de Chávez”; un gobierno que no responde adonde se han ido los dólares de la nación cuando Marea Socialista le presenta el siguiente gráfico vinculado a la fuga de capitales;
Un gobierno que responde ante las denuncias de exclusión con más exclusión, tal como lo expresa uno de los vicepresientes en un acto público ( http://globovision.com/psuv-repudia-que-marea-socialista-senale-exclusion-en-el-partido/), un gobierno que no publica regularmente los índices de inflación y no habla de como va a resolver el asunto, aplicando un paquete silentes de medidas que dice que no toma; un gobierno que pretende vender Citgo sin explicar las razones y consultar la opinión del pueblo sobre el asunto; un gobierno que hace todo lo contrario a lo que dejó expresado Chávez en el “Golpe de Timón”, es un gobierno que traiciona el legado del Comandante Chávez.

Es por ello que el país necesita que nos pongamos de pie y digamos que nos colocamos a la izquierda de este gobierno, que exigimos rectificación inmediata del rumbo, y que además estamos convencidos que desde la izquierda debemos forzar a un nuevo rumbo en beneficio de todo aquel que vive de su salario. 

domingo, 7 de septiembre de 2014

Lo que no le gusta a los corruptos: Transparencia, infogobierno y contraloría social.


Lo que no le gusta a los corruptos: Transparencia, infogobierno y contraloría social.

Un verdadero “sacudón” que alegraría al pueblo es una auditoría pública a los 11 años de control de cambio, saber quién asignó las divisas, porqué, a quién y en qué se usaron, dólar a dólar, y que pague quien tenga que pagar. Ya esta propuesta la había puesto en la palestra pública la Corriente Marea Socialista, y apenas hoy escuchamos tímidamente la ejecución de una auditoría a las compras externas de alimentos y materias primas que realizan las empresas a las que el Ministerio de Alimentación le ha autorizado licencias de importación, certificados de no producción y otros documentos, no se especificó desde cuándo ¿Un tímido buen inicio o un amague para decir que algo se hace?

No faltará quienes desde el sector del chavismo acrítico, cuestionen que se problematice el asunto de la falta de contundencia en las “acciones revolucionarias”, pero no estoy pidiendo ni menos ni más de lo que pedía Chávez a su tren ejecutivo, en ese sentido me permito recordar sus palabras del 5 de noviembre de 2012:

“…hay muchos contrarrevolucionarios enquistados, que no solo no hacen nada para arreglar los problemas sino que más bien él es parte del problema, el contrarrevolucionario o el corrupto, o el que no atiende a los trabajadores”.

Hay que establecer responsabilidades y les prometo mano de hierro, de ministros pa’ abajo. Aquí cada quién póngase sus alpargatas que lo que viene es joropo”.

La vida no le dio tiempo al Comandante Chávez de operacionalizar tal objetivo, pero creo profundamente que es deber de nosotros lograrlo, por lo que a continuación planteo además de la Auditoría Pública Nacional y Popular de las divisas asignas en los 11 años de control de cambio: “caiga quien caiga”, la ejecución de dos leyes, la ley de Infogobierno y la ley de Contraloría Social. La idea es partir de leyes que ya existen, para que no pueda haber excusa alguna. No hace falta ley habilitante ni poderes especiales. 


En ese sentido cito tres artículos de la ley de Infogobierno que le dan forma a la propuesta a desarrollar:

1. Artículo 13
Principio de transparencia.
El uso de las tecnologías de información en el Poder Público y el Poder Popular garantiza el acceso de la información pública a las personas, facilitando al máximo la publicidad de sus actuaciones como requisito esencial del Estado democrático y Social de Derecho y de Justicia, salvo aquella información clasificada como confidencial o secreta, de conformidad con la ley que regule el acceso a la información pública y otras normativas aplicables.

2. Artículo 18
Portal de Internet
Los órganos y entes del Poder Público y el Poder Popular, en el ejercicio de sus competencias, deben contar con un portal de internet bajo su control y administración. La integridad, veracidad y actualización de la información publicada y los servicios públicos que se presten a través de los portales es responsabilidad del titular del portal. La información contenida en los portales de internet tiene el mismo carácter oficial que la información impresa que emitan.

Artículo 21
Mecanismos de ejercicio de contraloría social
Los servicios prestados por el Poder Público y el Poder Popular deben contener mecanismos que permitan la promoción, desarrollo y consolidación de la contraloría social como medio de participación de las personas y sus organizaciones sociales, para garantizar que la inversión pública se realice de manera transparente y eficiente, en beneficio de los intereses de la sociedad y que las actividades del sector privado no afecten los intereses colectivos o sociales.

Con base en esto y en el principio rector de la Ley de Contraloría Social, sobre el hecho de que la Contraloría Social se aplica tanto al sector público como al privado, propongo que cada portal web de todas las instituciones del Estado y empresas privadas que negocien con el mismo, tengan de manera pública, en tiempo real y detallada todas las transacciones financieras y ejecuciones presupuestarias imputables al plano operativo anual con el fin de ser auditables por todo aquel que así lo desee.


Los departamentos de administración, compras, contrataciones y auditoría interna, deberán cargar diariamente todos los procedimientos y sus respaldos en un sistema único de cuentas públicas al que se pueda acceder en cada uno de los portales web de las instituciones del Estado ¿Es esto transparencia  o no? ¿Es o no darle las armas al pueblo para hacer contraloría? ¿Es o no luchar contra la corrupción? ¿Necesitamos más leyes o más voluntad política? ¿Es o no participación protagónica? ¿Construimos o no socialismo?

lunes, 1 de septiembre de 2014

Auditoria pública ya.

Auditoria pública ya.

Nicmer N. Evans
@NicmerEvans
@EvansNicmer
Evansnicmer.blogspot.com



Son 11 años de control de cambio en nuestro país en el marco del proceso revolucionario. Esta medida nace, después del golpe de Estado y el genocida paro petrolero aplicado por la oposición venezolana junto a interés trasnacionales, como una política pública que impediría la fuga de capitales y permitiría aumentar las reservas internacionales, además de impedir la inflación de los precios de los productos de consumo masivo de nuestro país.

Efectivamente todo esto se logró en los primeros 7 años, con altos y bajos. Pero en los últimos 4, y aún más en los últimos 2 años, los objetivos para lo cual se estable el control de cambio no se han logrado. Ante esto, las visiones neoliberales, dentro y fuera del gobierno, así como las opositoras han iniciado una campaña de ataque, no a las causas estructurales de la actual situación económica del país, sino al “control de cambio” como si per se fuese un instrumento “del demonio” que ha pervertido y deformado a la economía venezolana.

El “control” por parte del Estado es la esencia de cualquier Estado moderno, sea liberal o no, ya que excepto los “anarquistas”, toda la teoría política gira en torno a como hacer un Estado más eficiente, y eso pasa por reconocer el rol del Estado, así sea un Estado mínimo, como un ente con capacidad y deber de intervenir en los asuntos políticos, sociales y económicos de un país. Por tanto, la satanización a los controles es un contrasentido de aquellos que aseguran defender la necesidad de un Estado eficiente. “El problema no es del niño llorón sino de la mamá que lo pellizca”,  dice parte del refranero popular, entonces: el problema no es el control de cambio, sino el gobierno que es ineficiente y corrupto en aplicarlo.
 En Venezuela, el sector privado es parásito, y esto no lo afirmo por pretender descalificar a la burguesía venezolana, es una realidad concreta. Sólo el 2% de las divisas del país las produce el sector privado, y para aquellos que gustan afirmar que esto es culpa del control de cambio, les recomiendo que chequeen el histórico de la participación del sector privado en la generación de divisas para el país.
Es el petróleo, cuya industria está nacionalizada desde 1976, la que produce el 98% de las divisas del país. Todos los dólares que se utilizan para importar los alimentos, vestidos, calzados, etc. Y que los burgueses y “grandes empresarios” usan, los ha producido el Estado.
Entonces, con una situación de amplia vulnerabilidad como lo es la dependencia, producto de la amplia capacidad de la burguesía venezolana de ser dueños de los medios de producción pero de no ser capaces, ayer y hoy, de ponerlos a producir para el desarrollo del país, ¿Tiene algún sentido tomar las divisas de todos los venezolanos y entregárselas a quienes han demostrado no saberlas utilizar? Parece que no.
Pero por otro lado, quien tiene el legítimo derecho de disponer de las divisas ya que las produce, el Estado, con una fuga de capitales calculada en 160 millones de dólares en 11 años de control de cambio, con la denuncia de una estafa incalculable en el año 2012 en el proceso de asignación de divisas a través del Sitme y Cadivi, y que aún hoy, según denuncia de Marea Socialista y Punta de Lanza, sigue pero ahora en Cencoex, ¿Será capaz de administrar correctamente las divisas de nuestro país? Parece que la respuesta es: tampoco.
Pero, ¿El problema es el control de cambio, o es la ineptitud de quienes deben garantizar que se aplica de manera correcta, pulcra y trasparente?
¿Qué podemos hacer? Estoy seguro que debemos empezar por el principio: exterminar la impunidad a través de una auditoria pública con expertos no gubernamentales ni privados, incluso con trayectoria internacional si es posible, apoyados por comisiones del Poder Popular y de la contraloría social, que nos digan que fue lo que pasó con los dólares asignados que hoy no se ven reflejados en la calidad de vida de los venezolanos y con base en los resultados y bajo el Estado de Derecho, sancionar de manera ejemplarizante a todos los responsable, incluso incautando sus capitales mal habidos. Por otra parte, necesitamos no un “sacudón” sino un “golpe de timón” en los equipos y la dirigencia  política, que no sólo tengan buenas intenciones,  sino que tengan capacidad real de ser eficientes y eficaces en la formulación y aplicación de políticas públicas en el control de cambio y en todo lo demás que hoy nos afecta concretamente, sólo hace falta una real voluntad política y un proyecto claro.